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Programa de actos religiosos de las fiestas en honor del Santísimo Cristo de La Laguna

El jueves se ha presentado el cartel de los actos religiosos de la fiesta en honor al Stmo. Cristo de La Laguna. En el acto de presentación, realizado en el Santuario, estaba presente el esclavo mayor, el alcalde de La Laguna, el rector del Real Santuario, la autora del Cartel, Elena Lecuona y el diseñador del programa, Domingo Ferrera.

Los Actos más destacados son:

 

DOMINGO, 9 DE SEPTIEMBRE

A las 11:00 horas. ACTO INSTITUCIONAL DE INAUGURACIÓN DE LA RESTAURACIÓN DEL ALTAR-RETABLO DE PLATA DEL STMO. CRISTO DE LA LAGUNA, con la asistencia del obispo, el presidente del Gobierno de Canarias, presidente del Cabildo Insular de Tenerife y el alcalde de San Cristóbal de La Laguna, así como la restauradora – directora del proyecto y miembros del equipo de restauración.

A las 12:00 horas. SOLEMNE CELEBRACIÓN EUCARÍSTICA. A su término tendrá lugar la CEREMONIA DEL DESCENDIMIENTO Y BESAPIÉ de la venerada imagen del Santísimo Cristo de La Laguna.

A las 18,30 horas. PROCESIÓN DEL TRASLADO del Santísimo Cristo de La Laguna desde el Real Santuario hasta la Santa Iglesia Catedral.

 

DEL DOMINGO 9 AL JUEVES 13 DE SEPTIEMBRE

A las 20:00 horas. SOLEMNE QUINARIO Con la Celebración Eucarística, presidida  por el obispo, Bernardo Álvarez Afonso, y predicación a cargo del cardenal Carlos Amigo Vallejo, arzobispo emérito de Sevilla.

 

VIERNES, 14 DE SEPTIEMBRE. DÍA DE LA EXALTACIÓN DE LA SANTA CRUZ

A las 7:00 horas REPIQUES A GLORIA en los campanarios de la Santa Iglesia Catedral y resto de templos. DIANA FLOREADA, por la Agrupación Musical del Stmo. Cristo de La Laguna, recorriendo las principales calles de la Ciudad.

A las 10:15 horas PROCESIÓN CÍVICO MILITAR DEL PENDÓN REAL DE LA CIUDAD, desde las Casas Consistoriales hasta la Santa Iglesia Catedral, con la asistencia de las primeras autoridades civiles y militares.

A las 10:45 horas En la Plaza de la Catedral, recibimiento del Excmo. Sr. D. Fernando Clavijo Batlle, Presidente del Gobierno de Canarias, que ostentará la Representación Oficial de S.M. Don Felipe VI, Esclavo Mayor Honorario Perpetuo. Seguidamente dará comienzo la CELEBRACIÓN SOLEMNE DE LA EUCARISTÍA presidida por el Sr. Obispo, con homilía a cargo del Su Eminencia el cardenal Carlos Amigo Vallejo, arzobispo emérito de Sevilla. Cantará la Santa Misa el coro del Orfeón La Paz, dirigido por Juan Ramón Vinagre. A su término, SOLEMNE PROCESIÓN DE RETORNO

A las 19:30 horas CELEBRACIÓN EUCARÍSTICA. Misa de campaña en el atrio-plazoleta que precede al Real Santuario, presidida por. Daniel José Padilla Piñero, Rector Santuario. Cantará la Eucaristía la Agrupación Musical Achamán, (Jóvenes Sabandeños), bajo la dirección de Héctor González. A su término, PROCESIÓN de la imagen por las principales calles de la Ciudad, visitando los conventos de las monjas Clarisas y Catalinas.

 

DEL SÁBADO 15 AL VIERNES 21 DE SEPTIEMBRE

A las 20:00 horas OCTAVARIO con Celebración Eucarística y homilía.

 

VIERNES, 21 DE SEPTIEMBRE OCTAVA DEL CRISTO

A las 20:00 horas CELEBRACIÓN EUCARÍSTICA presidida por Victor Manuel Álvarez Torres, pro-vicario general. Cantará la Coral del Círculo de Amistad XII de Enero dirigida por Salvador Rojas. A su término, PROCESIÓN por el recorrido de costumbre.

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Programa de actos religiosos de las fiestas en honor del Santísimo Cristo de La Laguna

El jueves se ha presentado el cartel de los actos religiosos de la fiesta en honor al Stmo. Cristo de La Laguna. En el acto de presentación, realizado en el Santuario, estaba presente el esclavo mayor, el alcalde de La Laguna, el rector del Real Santuario, la autora del Cartel, Elena Lecuona y el diseñador del programa, Domingo Ferrera.

Los Actos más destacados son:

 

DOMINGO, 9 DE SEPTIEMBRE

A las 11:00 horas. ACTO INSTITUCIONAL DE INAUGURACIÓN DE LA RESTAURACIÓN DEL ALTAR-RETABLO DE PLATA DEL STMO. CRISTO DE LA LAGUNA, con la asistencia del obispo, el presidente del Gobierno de Canarias, presidente del Cabildo Insular de Tenerife y el alcalde de San Cristóbal de La Laguna, así como la restauradora – directora del proyecto y miembros del equipo de restauración.

A las 12:00 horas. SOLEMNE CELEBRACIÓN EUCARÍSTICA. A su término tendrá lugar la CEREMONIA DEL DESCENDIMIENTO Y BESAPIÉ de la venerada imagen del Santísimo Cristo de La Laguna.

A las 18,30 horas. PROCESIÓN DEL TRASLADO del Santísimo Cristo de La Laguna desde el Real Santuario hasta la Santa Iglesia Catedral.

 

DEL DOMINGO 9 AL JUEVES 13 DE SEPTIEMBRE

A las 20:00 horas. SOLEMNE QUINARIO Con la Celebración Eucarística, presidida  por el obispo, Bernardo Álvarez Afonso, y predicación a cargo del cardenal Carlos Amigo Vallejo, arzobispo emérito de Sevilla.

 

VIERNES, 14 DE SEPTIEMBRE. DÍA DE LA EXALTACIÓN DE LA SANTA CRUZ

A las 7:00 horas REPIQUES A GLORIA en los campanarios de la Santa Iglesia Catedral y resto de templos. DIANA FLOREADA, por la Agrupación Musical del Stmo. Cristo de La Laguna, recorriendo las principales calles de la Ciudad.

A las 10:15 horas PROCESIÓN CÍVICO MILITAR DEL PENDÓN REAL DE LA CIUDAD, desde las Casas Consistoriales hasta la Santa Iglesia Catedral, con la asistencia de las primeras autoridades civiles y militares.

A las 10:45 horas En la Plaza de la Catedral, recibimiento del Excmo. Sr. D. Fernando Clavijo Batlle, Presidente del Gobierno de Canarias, que ostentará la Representación Oficial de S.M. Don Felipe VI, Esclavo Mayor Honorario Perpetuo. Seguidamente dará comienzo la CELEBRACIÓN SOLEMNE DE LA EUCARISTÍA presidida por el Sr. Obispo, con homilía a cargo del Su Eminencia el cardenal Carlos Amigo Vallejo, arzobispo emérito de Sevilla. Cantará la Santa Misa el coro del Orfeón La Paz, dirigido por Juan Ramón Vinagre. A su término, SOLEMNE PROCESIÓN DE RETORNO

A las 19:30 horas CELEBRACIÓN EUCARÍSTICA. Misa de campaña en el atrio-plazoleta que precede al Real Santuario, presidida por. Daniel José Padilla Piñero, Rector Santuario. Cantará la Eucaristía la Agrupación Musical Achamán, (Jóvenes Sabandeños), bajo la dirección de Héctor González. A su término, PROCESIÓN de la imagen por las principales calles de la Ciudad, visitando los conventos de las monjas Clarisas y Catalinas.

 

DEL SÁBADO 15 AL VIERNES 21 DE SEPTIEMBRE

A las 20:00 horas OCTAVARIO con Celebración Eucarística y homilía.

 

VIERNES, 21 DE SEPTIEMBRE OCTAVA DEL CRISTO

A las 20:00 horas CELEBRACIÓN EUCARÍSTICA presidida por Victor Manuel Álvarez Torres, pro-vicario general. Cantará la Coral del Círculo de Amistad XII de Enero dirigida por Salvador Rojas. A su término, PROCESIÓN por el recorrido de costumbre.

invitación ordenación

Ordenación de dos nuevos sacerdotes en La Catedral de La Laguna

El obispo ordenará presbíteros a Esteban M. Rodríguez Herrera y a José Manuel Urbina Mérida. La celebración será en la Catedral el próximo 29 de septiembre a las 11 de la mañana. Las primeras misas presididas por los  neopresbíteros serán en sus respectivas parroquias, concretamente

Urbina lo hará el domingo 30 a las 19 horas, en la parroquia de María Auxiliadora  (S/C de Tenerife)  y Rodríguez en S. Bartolomé Apóstol (Tejina), el uno de octubre a las 19.30 horas. Posteriormente ambos presidirán el día dos de octubre una eucaristía en las parroquias en la que han desarrollado buen parte de su servicio pastoral como diáconos; Esteban en Santa Bárbara (Icod) a las 19.30 horas y José Manuel en la de San Lorenzo Mártir (Valle San Lorenzo).

Aprovechamos esta noticia para adjuntar el reportaje que recogimos en la revista “Iglesia Nivariense” del mes de marzo bajo el título: “Llamados a fructificar”, con ocasión de su ordenación diaconal.

En sus primeros pasos, José Manuel, en la Isla de La Palma en septiembre de 1993, y Esteban, en las calles de Tejina en agosto de 1992, tuvieron la suerte de nacer en una familia creyente. Ambos, a su vez, entrelazaron sus pasos en una vida parroquial que les hizo descubrir la vocación como puerta de entrada al prójimo con las manos, el corazón y la mirada de Dios. Es por ello que su sí al Señor “no es más que el eco de mucha oración, de mucha entrega y muchos detalles”, su respuesta a la llamada de Dios no es más que el resultado del acompañamiento silencioso de muchos discípulos misioneros que, con su testimonio en lo cotidiano, hicieron despertar el deseo y la necesidad de la entrega.

En la vida de Esteban, cada noche, su abuela Julia “pasaba por su habitación para enseñarle a rezar e incluso le llevaba a misa cada domingo”. Y fue en una de esas misas de domingo, cuando él tenía apenas 10 años, el que era párroco de Valle Guerra, d. Fermín, dijo en una homilía: “quien tenga vocación que venga a hablar conmigo”. Y es verdad que él nunca se acercó a hablar con aquel sacerdote, pero el interrogante que buscaba la voluntad de Dios en su vida despertó desde ese momento su vocación al sacerdocio. “Si soy sincero, yo siempre he querido ser cura”, afirma Esteban con rotundidad. Sin embargo, faltaba un paso no menor: hacer ver a sus padres que por ahí pasaba la misma voluntad de Dios. Y lo que en un primer momento fue para sus padres disgusto y respuesta negativa, se convirtió, poquito a poco, en una experiencia de fe para ellos. Ahora sus padres “sabían que no perdían a un hijo sino que ganaban a un Seminario entero”. Es por ello, que todo esto es fruto de una Misión que comenzó hace mucho tiempo.

En el caso de José Manuel, su deseo inagotable por encontrar el porqué de todo lo que le sucedía le llevó desde muy pequeño a cuestionarse sobre la posibilidad de ser misionero. África era para él el lugar donde Dios lo quería para cambiar el mundo. Sin embargo, aquella preocupación infantil pero sincera, entrelazada en las circunstancias que conformaron sus primeros años de vida y viendo las pretensiones de muchos de sus compañeros de clase, le llevaron a sentir curiosidad por la medicina. Así, la biología, la química, las matemáticas, etc…, unido al testimonio creíble y al cariño de mucha gente, especialmente de la gente de su parroquia y sus párrocos, y a la experiencia de sentirse Iglesia participando en la vida de ésta, fueron simplemente los cauces por los que el primerear de Dios le hizo ver que su “verdadera vocación, más que a la medicina, debía mirar al corazón del hombre, siendo sacerdote”.

Y es por todo esto que ambos se atreven a decir que “esto de la vocación sólo es cuestión de dejarse enamorar”. Así, un sencillo mirar a las vidas de estos dos jóvenes, así como a la de cualquier otro creyente decidido a ser feliz, es descubrir a un Dios enamorado que sueña con una felicidad auténtica, que capacita para experimentar la alegría de arrodillarse y entregar la vida al servicio de una Misión que les ha sido regalada por un Dios Misionero, por un pueblo misionero.

No dejemos pasar este empeño misionero de llegar a todos, de caminar hacia una misión permanente, de transformar nuestro corazón en un corazón misionero. Pues son muchos los jóvenes, y no tan jóvenes, los que esperan que el testimonio del Evangelio en nuestras vidas les ayude a encontrarse con un Dios que sueña nuestra felicidad. Son muchas las vocaciones, como lo ha sido para Esteban y para José, las que necesitan que “cada parroquia siga siendo una Misión, y cada cristiano un Misionero”.

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La Comisión para la Visita de la Virgen de Candelaria a la zona metropolitana continúa dando pasos en la organización de esta cita pastoral

La Comisión para la Visita de la imagen de la Virgen de Candelaria a Santa Cruz y La Laguna sigue dando pasos para coordinar la buena marcha de esta esperada iniciativa pastoral, en el marco de la Misión Diocesana y en comunión con el PDP “En salida misionera”.

En las últimas semanas, el delegado para dicha visita, Jesús Manuel Gil Agüín, acompañado de varios miembros de la referida comisión, han mantenido sendas reuniones tanto a nivel institucional como pastoral. En este sentido, a los diversos encuentros mantenidos con los técnicos de seguridad y el consejero de Sostenibilidad, Medio Ambiente y Seguridad del Cabildo de Tenerife, José Antonio Valbuena, los miembros de la comisión ya han concretado diversos asuntos con los responsables de seguridad y protocolo de las corporaciones municipales de Candelaria, Santa Cruz y La Laguna.

Asimismo, en los últimos días también se ha llevado a cabo un encuentro con el superior de la Comunidad de hermanos y el gerente del Hospital de San Juan de Dios para concretar cómo será la la visita de la imagen de la Virgen a este centro hospitalario.

Por último, el pasado sábado 21 de julio, el Seminario Diocesano acogió la primera reunión con el voluntariado que colaborará en la “Visita” a la zona metropolitana de Tenerife.

Cabe recordar que la Virgen de Candelaria “visitará” las ciudades de Santa Cruz de Tenerife y La Laguna entre el 12 y el 27 de octubre de 2018. La imagen de la morenita de Candelaria permanecerá en la parroquia matriz de Nuestra Señora de la Concepción entre el 12 y el 20 de octubre. El sábado 20 la Virgen será trasladada hasta la Catedral, desde donde retornará a la Basílica el día 27 del citado mes de octubre de 2018.

CORPUS CARTEL 2 2018

Preparando el Corpus Christi de La Laguna

Este año, el domingo 3 de junio, volveremos a celebrar en las calles del casco de la Ciudad de Aguere, la procesión del Corpus Christi. A tal fin, para potenciar la participación y promoción de la tradición de las alfombras con materiales vegetales se ha creado una Comisión organizadora en la que, prosididos por el Arciprestazgo y el Cabildo Catedral, participan las entidades que vienen elaborando las alfombras en los últmos años.

Desde las 20:00 h de la víspera y hasta las 11:00 h del día 3 estamos invitados a convertir las calles del casco de La Laguna en una alfombra para Jesús presente en la Eucaristía.

Se nos ha pedido un esfuerzo para que no falten elementos vegetales en nuestras alfombras. Si es posible, lo vamos a intentar. Asimismo, hemos establecido los motivos vinculados a la «familia» como hilo conductor de la elaboración. Los valores y la familia como reconocimiento de su importancia y para suplicarle al Señor por nuestras propias familias.

El logotivo del cartel es un motivo familiar que sería bueno estuviera presente en todas las alfombras.

CORPUS CARTEL 2 2018

Preparando el Corpus Christi de La Laguna

Este año, el domingo 3 de junio, volveremos a celebrar en las calles del casco de la Ciudad de Aguere, la procesión del Corpus Christi. A tal fin, para potenciar la participación y promoción de la tradición de las alfombras con materiales vegetales se ha creado una Comisión organizadora en la que, prosididos por el Arciprestazgo y el Cabildo Catedral, participan las entidades que vienen elaborando las alfombras en los últmos años.

Desde las 20:00 h de la víspera y hasta las 11:00 h del día 3 estamos invitados a convertir las calles del casco de La Laguna en una alfombra para Jesús presente en la Eucaristía.

Se nos ha pedido un esfuerzo para que no falten elementos vegetales en nuestras alfombras. Si es posible, lo vamos a intentar. Asimismo, hemos establecido los motivos vinculados a la «familia» como hilo conductor de la elaboración. Los valores y la familia como reconocimiento de su importancia y para suplicarle al Señor por nuestras propias familias.

El logotivo del cartel es un motivo familiar que sería bueno estuviera presente en todas las alfombras.

TarjetaPascua2018

“Conocer a Cristo y el poder de su resurrección”

MENSAJE DEL OBISPO NIVARIENSE PARA LA PASCUA DE RESURRECCIÓN ‘2018
Hermanas y hermanos, amigos y amigas:
¡Cristo ha resucitado! ¡Cristo vive!
Este es el anuncio que, con renovado entusiasmo, los discípulos de Cristo hacemos al mundo entero. A todos, creyentes o no, les decimos: Es la hora de la alegría porque el Señor Jesús ha resucitado y vive con nosotros para siempre.
El Evangelio nos cuenta lo que ocurrió en aquella mañana del primer día de la semana judía. En ese amanecer que siguió a la oscura noche del sábado, con Cristo en el sepulcro, unas buenas mujeres iban a completar el rito que, por falta de tiempo, no pudieron culminar el viernes anterior. Llevaban aromas y perfumes para ungir y perfumar el cuerpo de Jesús, del muerto. Pero un ángel las sorprende con una buena noticia: «¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? No está aquí, ha resucitado» (Lc 24,5-6). Ellas se alegraron y corrieron a anunciarlo a los demás discípulos.
Ahora bien, esta buena noticia, no es sólo para alegrarnos por Jesús, que siendo inocente sufrió una pasión y una muerte ignominiosa, y que, con la resurrección, el Padre lo acreditó como su Hijo amado y puso en evidencia que su vida y su palabra son dignas de crédito. Por así decir, “el bueno ha acabado ganando y eso nos produce satisfacción”.
Pero, además, también nos alegramos por nosotros mismos, «porque en la muerte de Cristo nuestra muerte ha sido vencida y en su resurrección hemos resucitado todos» (Prefacio de Pascua II). Su vida, su palabra, su muerte y resurrección tienen que ver nosotros. Toda su existencia es una llamada a escucharle, conocerle y seguirle, pues todo lo que hizo y dijo –desde el principio hasta el final- fue “por nosotros y por nuestra salvación”.
San Pablo, que experimentó en su propia persona la acción salvadora de Jesucristo, confiesa que en la vida no busca otra cosa que “conocerlo a él y la fuerza de su resurrección” (Filp. 3,10). En su Carta a los Romanos nos dejó una magnífica enseñanza de cómo llegamos a disfrutar de ese poder de la resurrección de Cristo, así como de las consecuencias que de ello se derivan para nuestra vida:
“Por el bautismo fuimos sepultados con él en la muerte, para que, lo mismo que Cristo resucitó de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en una vida nueva. Pues si hemos sido incorporados a él en una muerte como la suya, lo seremos también en una resurrección como la suya; sabiendo que nuestro hombre viejo fue crucificado con Cristo, para que fuera destruido el cuerpo de pecado, y, de este modo, nosotros dejáramos de servir al pecado […] Consideraos, pues, muertos al pecado y vivos para Dios en Cristo Jesús. Que el pecado no siga reinando en vuestro cuerpo mortal, sometiéndoos a sus deseos; no pongáis vuestros miembros al servicio del pecado, como instrumentos de injusticia; antes bien, ofreceos a Dios como quienes han vuelto a la vida desde la muerte, y poned vuestros miembros al servicio de Dios, como instrumentos de la justicia” (Rom. 6,4-6.11-13).
Sí. Estamos convencidos de ello, Cristo verdaderamente ha resucitado y el poder de su resurrección está operante en quienes confiamos en Él. Realmente, el bautismo realiza en nuestra vida una transformación profunda, ontológica. Jesús mismo lo llama “nuevo nacimiento”. Gracias a ello podemos andar en una vida nueva, pues, “por Cristo, con Él y en Él”, venciendo en nosotros el pecado, como quienes han vuelto de la muerte a la vida, el bautismo nos convierte en criaturas nuevas e instrumentos de Dios para el bien. Y eso se nota allí donde pecado es vencido en un corazón que acoge el perdón, allí donde la desesperación y la angustia encuentran una pequeña luz de amor, allí donde el dolor es aliviado, las lágrimas son enjugadas y la soledad del enfermo encuentra compañía.
El poder de la resurrección de Cristo se manifiesta allí donde, quien para nosotros es un extraño se convierte en hermano, allí donde llega la paz al corazón y a las relaciones humanas, allí donde el débil es consolado y fortalecido, allí donde alguien que está a próximo a morir es acompañado por el afecto de los demás y se abandona en manos de Dios, allí donde alguien generosamente pierde su tiempo y sus bienes para ayudar a los demás.
En último término, la prueba de que hemos sido tocados por el “poder de la resurrección” aparece expresada en estas palabras de la primera carta de San Juan: “Nosotros sabemos que hemos pasado de la muerte a la vida porque amamos a los hermanos. El que no ama permanece en la muerte” (1Jn. 3,14). El que no ama, el que provoca iras y divisiones, es que no ha dejado entrar a Dios en su vida.
En efecto, muchos tenemos la experiencia de que, donde se manifiesta el amor y la unidad, allí está activo el poder Dios manifestado en Cristo, que es la fuente de todo bien. Y así podemos ver que, gracias a él, en una humanidad dividida por las enemistades y las discordias, los ánimos se disponen a la reconciliación. Que, gracias a su acción vivificadora en los corazones de los hombres, los enemigos vuelven a la amistad, los adversarios se dan la mano y los pueblos buscan la concordia.
Que Él, con su acción invisible pero eficaz, consigue que el amor venza al odio, la venganza deje paso a la indulgencia, y la discordia se convierta en amor mutuo (cf. Plegaria Reconciliación II).
Sin duda, en Cristo, Dios cumple aquella promesa que hizo por medio del profeta Isaías: «No recordéis lo de antaño, no penséis en lo antiguo; mirad que realizo algo nuevo; ya está brotando, ¿no lo notáis?» (Is. 43,18). San Pablo, que lo experimentado en su propia vida, lo tiene claro: «Quien está
en Cristo es una criatura nueva. Lo viejo ha pasado, ha comenzado lo nuevo” (2Cor. 5,17). Con toda razón la Iglesia proclama «es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente» (Sal. 117,23). San Pablo, que inicialmente era contrario a Cristo, cuando se encontró con Él, lo conoció a fondo y se adhirió a su persona, decía: «Todo aquel que cree en él, no será defraudado» (Rom. 10,11). Así pasa con cualquier persona, Jesús Resucitado vive para siempre y quiere entrar en nuestra vida. No como alguien del pasado al que recordamos como a cualquier otro personaje histórico. No. Él
cumple su promesa y está con nosotros todos los días hasta el fin del mundo y quiere entrar en relación personal con cada ser humano.
Él se hace el encontradizo, se muestra de mil maneras, incluso a quienes no se interesan por Él. Ante esta presencia suya cabe, sí, la incredulidad o la indiferencia, incluso el rechazo, pero cabe también el acogerlo como se acoge a un amigo, con confianza. También, quienes ya lo hemos
acogido y creemos en Él, estamos llamados a abrirle aún más nuestro corazón. Con todo realismo y humildad debemos decir como San Pablo: «No es que lo tenga ya conseguido o que sea ya perfecto, sino que continúo mi carrera por si consigo alcanzarlo, habiendo sido yo mismo alcanzado por
Cristo Jesús» (Filp. 3,12).
¡Creer en Él es la vida plena y verdadera! Por eso, si hasta ahora hemos estado lejos de Cristo, demos un pequeño paso, Él está esperando y nos acogerá con los brazos abiertos. Si no nos interesamos por Él, intentemos buscarlo y conocerlo, seguro que no quedaremos decepcionados. Si nos parece difícil seguirlo, no tengamos miedo, confiemos en él, tengamos la seguridad de que él está cerca de nosotros, está con cada uno, y nos dará la paz que buscamos y la fuerza para vivir una vida nueva a su imagen y semejanza.
Con palabras de Benedicto XVI, al comienzo de su pontificado, les digo, «hoy, yo quisiera, con gran fuerza y gran convicción, a partir de la experiencia de mi vida personal, decir a todos vosotros: ¡No tengáis miedo de Cristo! Él no quita nada, y lo da todo. Quien se da a él, recibe el ciento por uno. Sí, abrid, abrid de par en par las puertas a Cristo, y encontraréis la verdadera vida».
Sí. Hermanos, amigos y amigas: ¡Cristo ha resucitado! No tengamos miedo. Él es nuestra fuerza, nuestra alegría, nuestro futuro. ¡Felicidades!
¡Que la paz y la alegría de la Pascua inunden el corazón de todos!

† Bernardo Álvarez Afonso
Obispo Nivariense

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“Conocer a Cristo y el poder de su resurrección”

MENSAJE DEL OBISPO NIVARIENSE PARA LA PASCUA DE RESURRECCIÓN ‘2018
Hermanas y hermanos, amigos y amigas:
¡Cristo ha resucitado! ¡Cristo vive!
Este es el anuncio que, con renovado entusiasmo, los discípulos de Cristo hacemos al mundo entero. A todos, creyentes o no, les decimos: Es la hora de la alegría porque el Señor Jesús ha resucitado y vive con nosotros para siempre.
El Evangelio nos cuenta lo que ocurrió en aquella mañana del primer día de la semana judía. En ese amanecer que siguió a la oscura noche del sábado, con Cristo en el sepulcro, unas buenas mujeres iban a completar el rito que, por falta de tiempo, no pudieron culminar el viernes anterior. Llevaban aromas y perfumes para ungir y perfumar el cuerpo de Jesús, del muerto. Pero un ángel las sorprende con una buena noticia: «¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? No está aquí, ha resucitado» (Lc 24,5-6). Ellas se alegraron y corrieron a anunciarlo a los demás discípulos.
Ahora bien, esta buena noticia, no es sólo para alegrarnos por Jesús, que siendo inocente sufrió una pasión y una muerte ignominiosa, y que, con la resurrección, el Padre lo acreditó como su Hijo amado y puso en evidencia que su vida y su palabra son dignas de crédito. Por así decir, “el bueno ha acabado ganando y eso nos produce satisfacción”.
Pero, además, también nos alegramos por nosotros mismos, «porque en la muerte de Cristo nuestra muerte ha sido vencida y en su resurrección hemos resucitado todos» (Prefacio de Pascua II). Su vida, su palabra, su muerte y resurrección tienen que ver nosotros. Toda su existencia es una llamada a escucharle, conocerle y seguirle, pues todo lo que hizo y dijo –desde el principio hasta el final- fue “por nosotros y por nuestra salvación”.
San Pablo, que experimentó en su propia persona la acción salvadora de Jesucristo, confiesa que en la vida no busca otra cosa que “conocerlo a él y la fuerza de su resurrección” (Filp. 3,10). En su Carta a los Romanos nos dejó una magnífica enseñanza de cómo llegamos a disfrutar de ese poder de la resurrección de Cristo, así como de las consecuencias que de ello se derivan para nuestra vida:
“Por el bautismo fuimos sepultados con él en la muerte, para que, lo mismo que Cristo resucitó de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en una vida nueva. Pues si hemos sido incorporados a él en una muerte como la suya, lo seremos también en una resurrección como la suya; sabiendo que nuestro hombre viejo fue crucificado con Cristo, para que fuera destruido el cuerpo de pecado, y, de este modo, nosotros dejáramos de servir al pecado […] Consideraos, pues, muertos al pecado y vivos para Dios en Cristo Jesús. Que el pecado no siga reinando en vuestro cuerpo mortal, sometiéndoos a sus deseos; no pongáis vuestros miembros al servicio del pecado, como instrumentos de injusticia; antes bien, ofreceos a Dios como quienes han vuelto a la vida desde la muerte, y poned vuestros miembros al servicio de Dios, como instrumentos de la justicia” (Rom. 6,4-6.11-13).
Sí. Estamos convencidos de ello, Cristo verdaderamente ha resucitado y el poder de su resurrección está operante en quienes confiamos en Él. Realmente, el bautismo realiza en nuestra vida una transformación profunda, ontológica. Jesús mismo lo llama “nuevo nacimiento”. Gracias a ello podemos andar en una vida nueva, pues, “por Cristo, con Él y en Él”, venciendo en nosotros el pecado, como quienes han vuelto de la muerte a la vida, el bautismo nos convierte en criaturas nuevas e instrumentos de Dios para el bien. Y eso se nota allí donde pecado es vencido en un corazón que acoge el perdón, allí donde la desesperación y la angustia encuentran una pequeña luz de amor, allí donde el dolor es aliviado, las lágrimas son enjugadas y la soledad del enfermo encuentra compañía.
El poder de la resurrección de Cristo se manifiesta allí donde, quien para nosotros es un extraño se convierte en hermano, allí donde llega la paz al corazón y a las relaciones humanas, allí donde el débil es consolado y fortalecido, allí donde alguien que está a próximo a morir es acompañado por el afecto de los demás y se abandona en manos de Dios, allí donde alguien generosamente pierde su tiempo y sus bienes para ayudar a los demás.
En último término, la prueba de que hemos sido tocados por el “poder de la resurrección” aparece expresada en estas palabras de la primera carta de San Juan: “Nosotros sabemos que hemos pasado de la muerte a la vida porque amamos a los hermanos. El que no ama permanece en la muerte” (1Jn. 3,14). El que no ama, el que provoca iras y divisiones, es que no ha dejado entrar a Dios en su vida.
En efecto, muchos tenemos la experiencia de que, donde se manifiesta el amor y la unidad, allí está activo el poder Dios manifestado en Cristo, que es la fuente de todo bien. Y así podemos ver que, gracias a él, en una humanidad dividida por las enemistades y las discordias, los ánimos se disponen a la reconciliación. Que, gracias a su acción vivificadora en los corazones de los hombres, los enemigos vuelven a la amistad, los adversarios se dan la mano y los pueblos buscan la concordia.
Que Él, con su acción invisible pero eficaz, consigue que el amor venza al odio, la venganza deje paso a la indulgencia, y la discordia se convierta en amor mutuo (cf. Plegaria Reconciliación II).
Sin duda, en Cristo, Dios cumple aquella promesa que hizo por medio del profeta Isaías: «No recordéis lo de antaño, no penséis en lo antiguo; mirad que realizo algo nuevo; ya está brotando, ¿no lo notáis?» (Is. 43,18). San Pablo, que lo experimentado en su propia vida, lo tiene claro: «Quien está
en Cristo es una criatura nueva. Lo viejo ha pasado, ha comenzado lo nuevo” (2Cor. 5,17). Con toda razón la Iglesia proclama «es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente» (Sal. 117,23). San Pablo, que inicialmente era contrario a Cristo, cuando se encontró con Él, lo conoció a fondo y se adhirió a su persona, decía: «Todo aquel que cree en él, no será defraudado» (Rom. 10,11). Así pasa con cualquier persona, Jesús Resucitado vive para siempre y quiere entrar en nuestra vida. No como alguien del pasado al que recordamos como a cualquier otro personaje histórico. No. Él
cumple su promesa y está con nosotros todos los días hasta el fin del mundo y quiere entrar en relación personal con cada ser humano.
Él se hace el encontradizo, se muestra de mil maneras, incluso a quienes no se interesan por Él. Ante esta presencia suya cabe, sí, la incredulidad o la indiferencia, incluso el rechazo, pero cabe también el acogerlo como se acoge a un amigo, con confianza. También, quienes ya lo hemos
acogido y creemos en Él, estamos llamados a abrirle aún más nuestro corazón. Con todo realismo y humildad debemos decir como San Pablo: «No es que lo tenga ya conseguido o que sea ya perfecto, sino que continúo mi carrera por si consigo alcanzarlo, habiendo sido yo mismo alcanzado por
Cristo Jesús» (Filp. 3,12).
¡Creer en Él es la vida plena y verdadera! Por eso, si hasta ahora hemos estado lejos de Cristo, demos un pequeño paso, Él está esperando y nos acogerá con los brazos abiertos. Si no nos interesamos por Él, intentemos buscarlo y conocerlo, seguro que no quedaremos decepcionados. Si nos parece difícil seguirlo, no tengamos miedo, confiemos en él, tengamos la seguridad de que él está cerca de nosotros, está con cada uno, y nos dará la paz que buscamos y la fuerza para vivir una vida nueva a su imagen y semejanza.
Con palabras de Benedicto XVI, al comienzo de su pontificado, les digo, «hoy, yo quisiera, con gran fuerza y gran convicción, a partir de la experiencia de mi vida personal, decir a todos vosotros: ¡No tengáis miedo de Cristo! Él no quita nada, y lo da todo. Quien se da a él, recibe el ciento por uno. Sí, abrid, abrid de par en par las puertas a Cristo, y encontraréis la verdadera vida».
Sí. Hermanos, amigos y amigas: ¡Cristo ha resucitado! No tengamos miedo. Él es nuestra fuerza, nuestra alegría, nuestro futuro. ¡Felicidades!
¡Que la paz y la alegría de la Pascua inunden el corazón de todos!

† Bernardo Álvarez Afonso
Obispo Nivariense

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